domingo, 6 de junio de 2010

Eurovisión 2010

Desde el 24 de Mayo de 1956, cuando en Lugano una canción francesa que llevaba por nombre Refrain fue cantada por Lys Assia y dio la victoria al país suizo, hasta éste actual y entorpecido 2010 en el cual Lena, la cantante alemana, hizo triunfar a su país con la canción Satellite, España tan solo ha ganado el festival 2 veces - con La, la, la de Massiel y Vivo cantando de Salomé- en los 56 años de historia del festival de la canción con más importancia actualmente, y no me extraña. (Creo que en un articulo no esta muy bien visto escribir de forma subjetiva, pero a esto lo consideraremos columna, o algo por el estilo...)
Sinceramente pienso que España es una fuente de cultura, arte y sobretodo riqueza humana; por lo tanto, las producciones artísticas españolas, en general, son de buen ver de cara al extranjero y también dentro del propio país, el problema es que hay algunos que del gran cine que nosotros podemos crear - gracias, por ejemplo, a escuelas como l'ESCAC, en Terrasa, (Barcelona)- hacen una aberración sin precedente alguno, al igual que con la canción.
Desde artistas de la talla de Manolo García, Ismael Serrano, el gran David Summers, Sergio Dalma, Mónica Naranjo y Rocío Jurado, hasta los más prematuros en esto de la canción como El sueño de Morfeo, La Oreja De Van Gogh, El Canto Del Loco, Vega, Melendi, Pol 3, 14, Chenoa, Nena Daconte y un sin fin de artistas que, pese a que están empezando, se les augura un gran futuro en el arte de la música, algunos pensaran, debido a que tienen un buen nivel musical, que saben comportarse sobre un escenario, encajar los golpes y tirar "pa' alante", yo pienso que en el fondo, es la sangre española la que nos hace ser lo que somos y como somos, excepcionales.
Y Daniel Diges, el cantante que nos ha representado este año en Eurovisión con la canción Algo pequeñito, supo encajar el golpe como buen artista que es: Un personaje al que se conoce como Jimmy Jump fue participe de la actuación de Daniel irrumpiendo en escena como espontáneo, algo que jamás había pasado en la historia del festival. Vestido con una camiseta negra en la que se leía "Jimmy Jump" y con una barretina -gorro característico de la cultura catalana- se sumó al elenco de bailarines que mantuvieron la calma y siguieron con su actuación sin alterarse lo más mínimo - muestra de un alto grado de profesionalidad, a mi parecer-.
Los críticos españoles esperaban que nuestro país quedara entre los diez primeros dado que la actuación, pese a que parecía un poco infantil desde mi punto de vista, tenía un encanto especial igual que la canción. Pero no, España quedó en décimo quinto lugar y muchos dejan caer el peso de la culpa sobre el espontáneo. Pienso, como la mayoría de españoles creo, que si hubiéramos presentado una canción de la talla de Playing with fire, In the moment like this, Buterfflies, Shine o Me and my guitar, posiblemente si hubiéramos estado entre los diez primeros. Teniendo en cuenta el historial de canciones "freaks" que estamos presentando en los últimos años al festival, no me queda duda de que nos toca agachar la cabeza, acarrear con el poco ímpetu que ponemos en sorprender a otros países, cosa de la que nosotros somos completamente capaces ya que en aspectos deportivos y cinematográficos, por ejemplo, si lo hacemos.
Tan solo me queda recomendarle a la cultura de mi país que vuelva a sus raíces, que retome su arte, lo modernice y perfeccione, y lo muestre al incrédulo mundo que cree que puede con nosotros. Caigo en el etnocentrísmo de cabeza, pero si, la cultura española es dulce y gustosa como la crema catalana y el arte español -escrito, cantado, representado, recitado o expuesto en una galeria- es excepcional y esencial para el mundo.

PD: Daniel Diges, pese a todo, te felicito por lo profesional que eres. Otra vez será España, otra vez será...

1 comentario:

  1. Laia, me alegro de que hayas vuelto a escribir, estoy de acuerdo con todo lo que dices aquí :).

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