jueves, 11 de julio de 2013

Ya lo voy entendiendo.

Cuando era pequeña la gente se empeñaba en preguntarme si quería tener hermanos, a lo que yo respondía que no, aunque a día de hoy haya cambiado radicalmente de opinión. De todas formas nunca fui muy propensa a ser cercana con la sangre de mi sangre. Con mis padres tengo una buena relación, nada más allá de lo normal, algo que se reduce a cubrir mis necesidades básicas y a que me protejan y me quieran. Los únicos que consiguieron que yo me implicara más con ellos fueron mis abuelos maternos. Ellos intentaban que fuera más cercana con mis primos, tanto primos hermanos como primos segundos; con mis tíos, con mis tíos-abuelos y con el resto de esa gente que solo ves en ocasiones especiales a las que por norma no te apetece ir.
Siempre he escrito sobre esto, si tenía la oportunidad, en redacciones que debía hacer en el colegio para alguna asignatura. Intentaba hacer crítica según lo que yo conocía y autoconvencerme de que eso debía ser algo más que yo no conseguía ver. He intentando repetirme a mi misma lo que es, para que sirve, como llevarlo y con que fin. Pero solo a día de hoy, siendo como soy, sintiéndome como me siento y teniendo lo que tengo he entendido el significado de la palabra Familia.