martes, 30 de noviembre de 2010

Hoy ha sido uno de esos días...

en los que te das cuenta de que el miedo en esta vida es solo un impedimento que fácilmente puede superarse. Uno de esos días en los que te das cuenta que lo que tiene que guiarnos en esta vida es la valentía. Adiós a tener miedo, adiós al temor del que dirán, al cómo y cuándo acabará. Adiós al pensar que esta mala racha no la voy a poder superar.
Hoy ha sido uno de esos días en los que hubiera sido preferible no incorporarme de mi cama y seguir durmiendo todo el día; aunque, si no me hubiera levantado, no hubiera caído la venda que tapaba mis ojos. Uno de esos días curiosos que borraré del calendario.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Con dos tacones


Tú deberías saber que yo siempre he sido de Coco Chanel y no de Co-cocinar.
Carrie Bradshaw.


Año tras año, las veinteañeras vienen a la ciudad de Nueva York en busca de las dos letras: E de etiquetas y A de amor. Hace veinte años, yo fui una de ellas. Como me deshice del frenesí de las etiquetas muy pronto... decidí concentrarme en el amor.
Sarah Jessica Parker.


Ayer, sobre las dos de la mañana, me entraron unas ganas tremendas de disfrutar sin moverme de la cama. Abrí el portátil y puse Sexo en Nueva York 2 a reproducir. A partir de ahora, me declaro completamente enamorada de Carrie Bradshaw, de su vestidor y de sus Manolo Blahnik. Enamorada de lo idílico que comporta el modus vivendi neoyorquino y ante todo, enamorada de la filosofía de vida que emana Sexo en Nueva York en su conjunto.
Le estaré, señor Michael Patrick King, eternamente agradecida por crear un algo con lo que todas las mujeres a nivel mundial nos sentimos identificadas.
Porque entre nosotras, hombres, nos entendemos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Tú, tus labios y tú.

Eran tus labios, finos, los únicos que encajaban con los míos.
Mi saliva solo fluía al saborear la tuya.
Tu ritmo era mi ritmo. Mi ritmo era tu ritmo.
Los latidos de mi corazón, golpes en tu pecho.
Tus pasos en distancias cortas eran agonía para mí.
Clandestino, oscuro, cauto, impúdico. Casi desagradable.
Mi piel erizada al entrar en contacto con tu piel, cumbres ha superar, barreras a derruir.
Tus manos frías en mi espalda. Tus dedos caminando por mi piel. Tus ojos en mis ojos, tu mano en mi cara y mis labios en los tuyos abren paso a la madurez.
Tus ganas con las mías, tu piel con mi piel.
Tu vida en la mía. Tu vida.
Anónimo.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Otoño

El día se hace noche con facilidad, no se tiene respeto alguno por la luz. Caen las hojas y de nuevo la grava se vuelve un prado amarillento y resbaladizo. Me gusta caminar sobre él, solo me llama la atención por la tendencia que tengo a caer o dejarme caer, mas también por la tendencia a levantarme o dejarme levantar. Ha pasado Noviembre, ha llegado Diciembre y tú no estás.
Desde hace ocho años escribo historias sobre amigos que se besan, sobre callejones, sobre tendencias suicidas, sonrisas maléficas y lágrimas. Sobre un pulmón en mi pecho que tan solo con tu aire respiraba. El otro lo guardaba sin utilizar por si algún día lo necesitabas.
Sueños y pensamientos de niña inocente, quizás.
También he escrito sobre prados verdes, sobre caballos galopando libres luchando contra viento y marea. Días soleados, paisajes idílicos con los que he soñado, con los que tú soñabas. He escrito y divulgado que amo el Otoño, que me recuerda a ti. Prometí no llorar e iluminar siempre el mundo con el color de mis ojos. Mirando al frente, afrontando lo que venga.
Prometí que iba a cambiarlo para ti y que lo haría sin molestarte, sin pedirte ayuda. Que un día como otro cualquiera tú abrirías los ojos al despertar y todo sería diferente, completamente dedicado a ti. Pero el día que yo creé ese mundo tú no despertaste con él. Había pasado Noviembre, había llegado Diciembre y tú ya no estabas allí. Las hojas cayeron contigo, el día se apagó contigo. Dejé de escribir sobre prados verdes porque se volvieron amarillos al instante. Mis ojos dejaron de iluminar al mundo y comenzaron a inundarlo. El color y la vitalidad murieron de golpe. Se apagaron un 22 de Diciembre cuando el respeto por la luz se perdió en un suspiro. Cuando dejaron de importar mis promesas y tuve que desembalar un pulmón para volverme a dar la vida porque parte de ella te la llevaste contigo.
Nunca se olvida a quien debes sueños e ilusiones de niña: cabeza alta jovencita, no lo olvides nunca.