sábado, 6 de noviembre de 2010

Otoño

El día se hace noche con facilidad, no se tiene respeto alguno por la luz. Caen las hojas y de nuevo la grava se vuelve un prado amarillento y resbaladizo. Me gusta caminar sobre él, solo me llama la atención por la tendencia que tengo a caer o dejarme caer, mas también por la tendencia a levantarme o dejarme levantar. Ha pasado Noviembre, ha llegado Diciembre y tú no estás.
Desde hace ocho años escribo historias sobre amigos que se besan, sobre callejones, sobre tendencias suicidas, sonrisas maléficas y lágrimas. Sobre un pulmón en mi pecho que tan solo con tu aire respiraba. El otro lo guardaba sin utilizar por si algún día lo necesitabas.
Sueños y pensamientos de niña inocente, quizás.
También he escrito sobre prados verdes, sobre caballos galopando libres luchando contra viento y marea. Días soleados, paisajes idílicos con los que he soñado, con los que tú soñabas. He escrito y divulgado que amo el Otoño, que me recuerda a ti. Prometí no llorar e iluminar siempre el mundo con el color de mis ojos. Mirando al frente, afrontando lo que venga.
Prometí que iba a cambiarlo para ti y que lo haría sin molestarte, sin pedirte ayuda. Que un día como otro cualquiera tú abrirías los ojos al despertar y todo sería diferente, completamente dedicado a ti. Pero el día que yo creé ese mundo tú no despertaste con él. Había pasado Noviembre, había llegado Diciembre y tú ya no estabas allí. Las hojas cayeron contigo, el día se apagó contigo. Dejé de escribir sobre prados verdes porque se volvieron amarillos al instante. Mis ojos dejaron de iluminar al mundo y comenzaron a inundarlo. El color y la vitalidad murieron de golpe. Se apagaron un 22 de Diciembre cuando el respeto por la luz se perdió en un suspiro. Cuando dejaron de importar mis promesas y tuve que desembalar un pulmón para volverme a dar la vida porque parte de ella te la llevaste contigo.
Nunca se olvida a quien debes sueños e ilusiones de niña: cabeza alta jovencita, no lo olvides nunca.

1 comentario:

  1. Una entrada preciosa. Es la palabra más apropiada para describirla.

    ResponderEliminar