domingo, 2 de octubre de 2011

Querer odiarte y odiar quererte.

No hay nada que me agote más que el hecho de deber odiarte. Deber odiarte, que no querer hacerlo.
Jamás he querido odiarte.
Nunca he llegado a odiarte aunque pensara que realmente lo hacía. Solo he querido quererte. 
Mi corazón siempre ha querido hacerlo. 
Cuando yo empecé a pensar en que quizá lo hacía él ya llevaba meses queriéndote. Deseándote, intentando atraerte. 
Ahora es mi cabeza la que sentencia que debo odiarte porque mi corazón no quiere dejar de quererte.
Hace el intento y es él quien juega con el verbo querer para confundirme y, al final, querer odiarte.

2 comentarios: