Tantos partidos, tantos riesgos, la maldita maldición de cuartos de final... El primer partido y la tensión del momento, quizás la excesiva confianza de nuestra selección, nos llevaron a un juego casi deprimente contra Suiza y como consecuencia a la derrota por un gol a cero.
Incluso los poco futboleros siguieron a La Roja allá por donde iba. SurÁfrica se tiñó del moreno ibèrico y espectadores y también periodistas se trasladaron allí a cubrir el gran evento (Como CQC, el único programa de entretenimiento que ha vivido en directo el mundial).
Nos hemos volcado en esto, hemos tenido fe y nuestros chicos lo han logrado. Todo el país se ha unido en uno, por una vez no ha importado -mayoritariamente- si eres merengue o culé porque unidos hemos hecho historia.
Y entre los largos entrenamientos, los traslados del hotel al campo, las campañas y eventos publicitarios de la Roja, ahí estaba Sara Carbonero, la periodista y posiblemente la mujer más envidiada del mundial como corresponsal de "telecirco" -como diaria un amigo mio-. La profesional, que como consecuencia de su relación con el portero de la selección Iker Casillas, ha recibido más palos que las piernas de Iniesta en el partido contra Holanda. En lo que se refiere a este tema tan solo me queda recordar lo grande que es ésta pareja que con un solo beso ha logrado callar más de cien bocas, a parte de las suyas.
Un juego bonito, profesional y sobretodo limpio que nos ha permitido a todos los españoles a poder fotografiarnos con la copa del mundo tan solo a diez centímetros.
A fin de cuentas, gracias selección por el gran orgullo que siento al decir que soy española de corazón.
Creo que has dado en el clavo, en el sentimiento que predomina ahora mismo: el agradecimiento. Hacía falta ya que el fútbol diera esa gran alegría que otros muchos deportes ya habían dado.
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